lunes, 15 de septiembre de 2014

Vade retro...Domingo XXII

En el evangelio de este domingo XXll me ha llamado la atención algo muy novedoso y que nunca antes había meditado, y es este: “Jesús se volvió y dijo a Pedro: Quítate de mi vista.” La traducción que se traduce de los 70 es en latín: vade retro que significa “ponte detrás”, es decir “quítate de mi vista” y que significa no te puedes quedar al lado.

Sobre esto es sobre lo que he meditado; este ponte detrás que pide el Señor a Pedro y que es algo así como decirle a Pedro: no quieras ser tú el maestro, sé discípulo, tú eres el discípulo; ponte detrás.Curiosamente vade retro es la misma palabra que utiliza cuando hace el llamamiento a los discípulos: “Seguidme” significa vade retro, ponte detrás de mí.

Algo que a mí me ha parecido muy novedoso y que ha sido el foco de atención, aunque por supuesto el texto evangélico tiene muchas más lecturas, es este: “Ponte detrás de mí” no quieras ser maestro, sé tú lo que eres: mi discípulo; porque curiosamente es de lo que luego va a hablar: ¿Qué tiene que hacer el discípulo? Este Pedro al que poco antes lo nombró piedra y que ahora se convierte en una piedra de tropiezo, entonces ¿Qué significa ser discípulo en este tiempo?

Lo que le dice Jesús a Pedro es que si quieres ser mi discípulo tienes que aceptar el misterio pascual por el que voy a pasar; es decir le anuncia lo que será: moriré y resucitaré y tendrás que aceptar mi muerte.

Podríamos entonces resaltar en este texto la importancia de aceptar la muerte del maestro por el discípulo y todo lo que conlleva que a un discípulo le digas que su maestro va a morir, ahí se derrumba todo si el maestro es el maestro y el discípulo el discípulo es decir, porque si se han trocado los papeles, no se derrumba nada y si afinamos aún más descubriremos que es esto lo que le está pidiendo Jesús a Pedro; es que acepte y acoja el misterio pascual que tiene muerte y resurrección y que para llegar a la resurrección acepte la muerte del maestro que es un misterio.

Por lo tanto como primera consigna les pide por lo tanto aceptar que no se puede confesar a Jesús como hijo de Dios sin aceptar el kerigma, esto es, que habrá una muerte y una resurrección, entonces principalmente la primera consigna del discípulo es: “de que todo aquél que me confiese como hijo de Dios tendrá que aceptar la pascua”

Y como segundo misterio que me ha parecido más interesante y concreto todavía es que cuando nosotros confesamos que Él es hijo de Dios y asumimos y aceptamos que Él vivirá y pasará una pascua el texto no se detiene ahí, sino que Jesús anuncia que el discípulo también va a pasar esa pascua y la tiene que pasar, por lo tanto; sé discípulo, vade retro, ponte detrás.

Sé discípulo mío y no me digas esto o aquello, ¡no me digas lo que tengo que hacer por favor! tú ponte detrás, no le digas a Dios como tiene que hacer las cosas, no le digas a Dios como tiene que hacer y si te produce insatisfacción y le cuestionas con preguntas: ¿Pero cómo puede ser? ¿Pero cómo haces esto? ¿Cómo se te ocurre? ¿Pasar por aquí? Porque si a ti te produce insatisfacción no me corrijas a mí que soy tu Dios y Señor, yo soy tu maestro no me corrijas, yo sé muy bien lo que tengo que hacer; fijaos ¡Qué fuerte es esto!

Y mientras lo estaba meditando pensaba en todas las veces que nosotros le hacemos esto a Dios, pensaba en la multitud de cosas personales que nos gustaría que fueran de otra manera y nos gustaría que las cosas se hicieran a nuestra manera y Dios cuantas veces con su silencio y humildemente nos muestra su palabra y nos dice: ¡Déjame hacer a mí aunque te cueste! y aprende a amarme como debes, porque tu amor te equivoca y a veces nuestro orgullo y nuestra inmadurez nos hace pedirle a Dios una historia sobretodo sin dolor y sin muerte, sin insatisfacción, sin nada y solo a mi manera.

Esto es lo primero que me gustaría que pensáramos; vamos a dejarle a Dios hacer las cosas a su manera y nada más y vamos a escuchar a este Dios y a oírle decir: “Ponte donde te conviene ponerte; que yo voy delante, yo soy el maestro y tú eres discípulo, acoge mi camino pascual”.

Y la segunda cosa es esta página de discipulado que es excepcional: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar la vida entera, si pierde su vida? ¿O qué podrá hacer para recobrarla? Porque el hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre y entonces pagará a cada uno según su conducta.”

Deja a dios que page; tú pierde, ofrece la vida, convierte la vida en oblación, no en una resistencia, no en un continuo: yo quiero que las cosas se hagan a mi modo. Deja a dios que sea el maestro y vamos a seguirle a Él.

Ésta es una página esplendida sobretodo sabiendo que entendéis lo que va delante y lo que va a venir después en las páginas del seguimiento al señor, ésta es una página en un estilo de corrección, con expresiones muy fuertes porque utiliza la palabra Satanás; aquí el evangelista no omite esa palabra que tuvo que dejar a Pedro petrificado, nunca mejor dicho, lo dejó en su sitio. Satanás que significa: estás pensando no como Dios, tu pensamiento no es de Dios, escudriña tu corazón porque en tu corazón hay algo que no habla de Dios y eso es muy fuerte; sobretodo porque tendríamos que ir a nuestros modos de hacer y de pensar cuando son a modo de Dios o cuando son a modo de nosotros: a modo de Dios aunque nos cueste mucho al final nos dan la paz y cuando son nuestros modos continuamente estamos en guerra, en lucha, en un roce continuo porque nada nos parece bien de las cosas que nos afectan en el día y conmigo.

Bueno, Yo creo que es un texto tremendo cuanto más medito en él más me imagino la escena y más veo el corazón de un discípulo que es corregido por el mismo maestro y a su vez veo un maestro que no teme a su discípulo decirle por donde hay que pasar para hacer un buen discipulado.

Por lo tanto yo os propongo que en esta semana este llamamiento al señor lo oigamos escuchándole a Él decir: Déjame a mí hacer como yo quiero, aunque te cueste, aunque te duela, a lo mejor ahora no lo entiendes pero algún día lo entenderás.

Esto es lo que pasa en el texto, y si no entiendes ahora que hay que pasar por la cruz no lo vas a entender si te lo digo ni para tu propia vida porque para seguirle hay que pasar por la cruz y el premio es este: va a pagar el Padre.

Vamos a escuchar a este Señor que es un Dios que al que ama corrige y reprende y enseña la verdad; es muy fuerte pero enseña la verdad y a veces nos hace falta también en nuestra vida ser fuertes en nuestro seguimiento a Jesús y estirar un poquito más la cuerda y tener un poquito más de conciencia.

Esta no es un página de descanso porque a Pedro lo dejaría sobretodo muy humillado delante de todos los demás, porque él se lo dice aparte, pero Jesús le hace ir frente a todos y frente a todos les dice: Vade retro Satán; es decir es un página muy fuerte para Pedro y en Pedro estamos todos y todos necesitamos saber quién nos guía en el camino y como nos tenemos que posicionar ante este Dios. Ésta página es una página para tenerla en cuenta y es muy fuerte porque lo que se le dice a Pedro se me dice a mí y se te dice a ti, esto no es un texto para ver en el otro, son páginas de enorme exigencia en el seguimiento y esto va a requerir una sana violencia y esa violencia no es la violencia de las armas es esta violencia que cuando a ti te apetece ponerte delante y ser el juez, Él te dice: ¡Ponte detrás!

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Feliz Domingo
Monasterio de la Conversión.



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